Eduardo, Ebony y otras mujeres bajo una sola piel

Por Oroyelix Lozada |@oroyelix

Ella y él comparten la misma voz, piel, gestos y hasta su gusto por los hombres. Más de dos mujeres toman forma y personaje en el cuerpo de Eduardo José Tejada desde hace siete años. El artista travesti se presenta en distintos locales nocturnos de Caracas y otras ciudades de Venezuela

“Vamos a ponernos por aquí para que nadie que venga nos vea, porque si no, nos van a interrumpir a cada rato con la saludadera”, dijo Eduardo José Tejada al momento de iniciar la entrevista en la entrada de Cool Café, bar de ambiente ubicado en Altamira. De pie, recostado de un muro y de fondo la melodía de una ciudad sumida en el caos, Eduardo atropella cada palabra que pronuncia por el ritmo acelerado con el que habla. Acaba de cumplir 30 años y de esos, lleva siete vistiendo vestidos con maquillaje y tacones.

Nadie interrumpió a lo largo de la conversación. De contextura gruesa y tez oscura. Sus labios pronunciados contrastan con el color de su piel. Cabello con corte bajo y finas cejas delatan el cuidado estético al que se somete con regularidad. Tejada manifiesta que vestirse de mujer e interpretar personajes es un trabajo artístico. Desde muy pequeño la música, el baile y la actuación llamaban su atención; sin embargo, jamás contó con contactos ni dinero para llevar a cabo una vida profesional dedicada a esas actividades. Pese a esto, con trabajo consecuente ha logrado formarse como un artista integral querido y reconocido en la comunidad LGBTI.

Sus manos llevan la misma cadencia de su acelerado hablar. Cumple distintos roles en su cotidianidad; despierta a las 6 de la mañana para ir al trabajo, una empresa del Estado en la que es gerente de calidad de servicio. En las tardes, estudia administración hotelera y en las noches, le da la espalda a la diplomacia y seriedad para convertirse en una mujer espontánea, atrevida, “posada y chicharachera” llamada Ebony.

Este nombre se lo debe a Luis Enrique Peñaranda: “'La Kike’, que era gordo y ahora es flaco. Fue actor de Bienvenido –viejo programa de humor transmitido por Venevisión–. Él trabajaba aquí [en Cool Café] y su debilidad era ponerles nombres a las personas, a los artistas. Un día me puso Ebony por ébano, ¿entiendes? Ébano es la corteza central del árbol, la parte más negra, lo más duro del árbol, algo invencible. Yo ni sabía que era eso. Busqué en Google, porque siempre me gusta investigar sobre lo que estoy haciendo, lo busqué, me gustó lo que significaba y me dejé ese nombre”.

Es el mayor de cuatro hermanos. Su hermano menor se hace llamar Renata Villanueva; ambos en la comunidad LGBTI son identificados como “los hermanos Villanueva”. La vena artística es compartida. La aceptación de la familia, sobre todo para su madre fue un proceso paulatino que tomó años. “Bueno mi mamá no sabía mi cuestión porque soy muy reservado pero mi hermano si era el más boleta, ese no le para. Es zumbao. Mi mama un día le preguntó y claro yo me la pasaba con él para arriba y para abajo. Ella le preguntó que si yo lo había violado o tocado, cuando estaba pequeño porque estaba confundida. Obviamente él le aclaró la circunstancia y se enteró que hacíamos shows”, comenta entre risas. Ser buenos hijos; él, buen estudiante desde pequeño fueron razones que promovieron la aceptación de su madre. “Se quedó con las cosas buenas de nosotros”, comentó convencido sin más remedio.

Por una “jodedera” concursó en un casting y aprovechando el ánimo de sus amigos se aventuró. Ganó y entró, como relleno, pero estaba dentro. Con el tiempo se divorció de la timidez, permitiéndole soltarse y dominar más espacio hasta que consiguió su propio show. La solidaridad de sus compañeros fue y es el pan de cada día. “Cuando empecé era ‘préstame esta peluca’, un vestidito por aquí, me maquillaban y así fui hasta que iba reuniendo y fui adquiriendo mis cosas cuando cobraba”.

Ebony Tipo 11 es el nombre del show que presenta en distintos lugares de ambiente. Los monólogos están inspirados en el programa original Erika Tipo 11, los adapta para su público y le agrega “más picante”. Algunos de estos contienen una carga política que alude al actual contexto país, sin embargo, Tejada explica que en su show trabaja lo que denomina teatro de cabaret: “Eso es más o menos lo que yo hago. Manejo lo que es la sexualidad, la política, no me burlo de la forma en sí. Yo no me burlo del que es chavista o no, me burlo de la manera cómo piensa por ser así. ¿Me entiendes? No me burlo que seas cojo o chiquito, me burlo de cómo tú actúas. Eso es lo que hace el teatro cabaret. Nosotros solo le buscamos un chiste a todo. Por ejemplo, a la recién ganadora del Miss Universo, Miss Venezuela 2012, le preguntaron en el concurso sobre su mayor temor y ya aquí se inventó una respuesta para eso: ‘Llegar a Venezuela y que me quiten los dólares, que no haya harina…’”. Esta libertad en cuanto al tema político no la comparte el propio Tejada, prefiere reservar su posición política tanto o más que su preferencia sexual.

La dualidad

Ebony Villanueva y Eduardo Tejada conviven en el mismo cuerpo y comparten una misma esencia; aunque cada uno conserva matices que marcan la frontera entre cada uno. Ebony a cada hombre que ve “le mete mano”. A diferencia de Tejada, que no lo hace. La sinceridad los ata a los dos, el cómo lo dicen es la marcada diferencia: mientras uno se balancea en la cuerda de la diplomacia, la otra se desploma en lo desmedido. Tejada es más “comedido” como él mismo define, Ebony es “más ordinaria, más chicharachera”.

Conocer tanto público que le tiende la mano de forma desinteresada es la mayor satisfacción de dos personajes bajo una misma piel. Presentarse en lugares fuera de Caracas le ha permitido ampliar su red de contactos y cultivar nuevas amistades en distintas regiones. “Cuando voy a Margarita o Puerto La Cruz, no me puedo quedar en hoteles por mucho que lo quiera”, comentó. Muchas de sus amigos le brindan atenciones, comida y hospedaje. Prendas de vestir y accesorios son también otras regalías que recibe de su público.
Con un gesto de satisfacción, manos en el pecho y una amplia sonrisa expresó: “Ese gesto de que la gente te lo ofrezca sin más, eso es muy lindo”.

“No soy corrupto”
Ebony fue reina de la marcha del Orgullo Gay en el año 2009. Formó parte del grupo pionero de estas pequeñas manifestaciones espontáneas que coloreaban las calles de Caracas, un auténtico arcoíris andante. Ahora es distinto. El movimiento LGBTI se ha politizado, actualmente la preparación es multitudinaria y proviene de los recursos del Estado. “Ahí muchos van, hacen casting, los contratan y luego no les pagan, ni un vaso de agua le dan”, sentenció. Como trabajador de una institución pública reconoce que hay dinero para saldar las deudas. Prefiere no participar porque “prestar mi imagen sería apoyar la corrupción y no soy un corrupto” dijo con ahínco.

La versatilidad como arma
Ebony es el álter ego protagonista de Eduardo Tejada, mas no es la única. Otras mujeres también toman rol en su vida. Ha interpretado cantantes reconocidas de la música pop, La Tigresa del Oriente, entre otras. De sus cualidades, su mejor arma es la versatilidad: “Me siento auténtico. Tengo la satisfacción de hacer lo que quiero. Puedo ser una persona fashion o un malandro; un estudiante, y un hombre de oficina. Me adapto a las circunstancias, no tengo problemas con eso”.

El mayor desafío para Eduardo Tejada es que, incluso vestido como un hombre, pura tetosterona concentrada, su entorno prefiera a Ebony y no a él –es probable que el verdadero reto sea ir al odontólogo. Le tiene pánico–. Su seriedad puede ser el repelente para algunos. Su álter ego es el puente para acercarse a muchos y contrariamente para alejar a otros, el romance es uno. “Claro que hace falta tener una pareja, eso es chévere” confesó. Pero no hay prisa, mientras tanto los siete días de la semana los dedica a alimentar cada faceta de su vida sin desperdicio.

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