La película que decepcionó a todo un país



Por Oroyelix Lozada | @oroyelix


La expectativa que puede causarte saber que van a sacar una película sobre el caso de Edmundo Chirinos puede compararse con que te digan que en 24 horas conocerás al amor de tu vida.

El caso de Chirinos, psiquiatra de renombre nacional, sacudió la esfera política y social en su momento y la peridiosta Ibéyise Pacheco se encargó de inmortalizar y retratar este trágico episodio que involucraba a un personaje con ínfulas. Un reportaje que develó el perfil de la víctima y el victimario, con detalles de la investigación policial, los entresijos entre las personas involucradas y el relato de cómo transcurrieron los hechos la última noche con vida de la joven de 19 años.

Estas son mis impresiones sobre esta deleznable película:

En principio, saber que harás una producción cinematográfica sobre un hecho real implica una documentación exhaustiva. Pues, ese trabajo ya estaba hecho, puedo atreverme a decir que bastaba con leer “Sangre en el diván”, al que me parece se le dio la espalda.

De “El Psiquiatra” pueden despreciarse tres elementos fundamentales de una pieza audiovisual: pésimo guión, trama mal configurada y reprochables actuaciones. No se necesita ser experto en cine; el guión dejó mucho que desear; las interpretaciones de los personajes lucen sobreactuadas, forzadas, someras, inconsistentes, sin fuerza, como desconectados del dolor real de las víctimas.
 
ALGUNAS INCONSISTENCIAS

Si te venden la película con el slogan "el crimen que conmovió a un país" como espectador tus expectativas trascienden y alimentan la idea de que al abandonar la sala estarás indignado, sacudido y asqueado de la fuerza intransigente de la gente poderosa. Y no fue así.

A esta historia le sobran elementos que resaltar: una joven deprimida por su peso y apariencia, el trastorno alimenticio que afecta a muchos adolescentes, los demonios que tenemos todo pero que con poder se pretende pasar por encima de los mortales, cómo un ser sin ética se aprovechó de técnicas médicas para llevar a cabo sus fechorías, los baches del sistema judicial venezolano, etc.

Los funcionarios de la película quedan como unos auténticos incapaces comparados con los profesionales reales descritos por Pacheco en su libro. Aunque seré reiterativa, culpo al guión por eso.
Si hay un elemento bien marcado es el sadismo en las escenas, el sadismo del propio psiquiatra. No dudo que Chirinos haya sido un hedonista, constante persecutor del placer inmediato pero la carencia de unas buenas líneas le robó la fuerza que ese personaje podía reunir.

En el film prevalece la música y se omite el diálogo entre los actores ¿se debió a la poca confianza en la calidad de sus escogidos? Esa es una de las tantas preguntas que dejo al aire.

En el desenlace se muestran las imágenes de la exhumación del cuerpo, mas no se explica por ningún 
lado la razón de ser.

Se pierden demasiados minutos en escenas sonsas, tan excesivo es, que fastidia y te preguntas ¿cuánto más va a durar esta escena que no me dice nada más que música tensa?

Este desatino fue un embate al trabajo periodístico de Ibéyise Pacheco.

No creo que haya mucho que rescatar de la película sino la intención de retratar en la pantalla grande la doble moral de la que gozan personas con influencia. El cine venezolano es un bebé aprendiendo a caminar, esta fue una caída estrepitosa de la que espero se levante con fuerza pronto.

Si te interesa leer "Sangre en el diván" comunícate conmigo.


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