Semillitas que brotan

Hoy he sentido remotas ganas de llorar, cosa que no acostumbro, al menos no con facilidad. Pude controlaralas afortunadamente. ¿Por qué tenía ganas de llorar? Hoy asistí al colegio de mi hermana, era un compartir familiar. Recuerdo que el año pasado fui a su acto de grado, la estaban promoviendo. ¡Qué orgullo ver a mi hermana con un birrete hecho con cartón, pero de lo más elaborado! Bueno, hoy era sólo un compartir, al entrar a su escondido colegio -queda relativamente lejos- todo el personal la saludaba con mucho entusiasmo y cariño, besos por doquier -sentí unos celos leves-.

Conocí a una señora, le calculo unos 70 años, o al menos ya pisándolos. Me impresionó mucho, tiene a su hijo de 42 años -por cierto los cumple mañana- sufre de parálisis cerebral, se defiende, es muy sociable, habla, y camina sin mayores problemas. Durante nuestras conversaciones junto con mi madre, noté que a pesar de todos los problemas económicos donde nos vemos inmersos como venezolanos que somos, la doña trabaja para su hijo Héctor, todo es por y para él. Un amor desbordante, lleno de inconformidades y ciertas discordias entre ambos; sin embargo, es el amor más puro. Ese amor de madre e hijo. Y pienso que éste es aún más especial, ya que son niños especiales. Fue tan tierno ver a todos esos niños compartir, corriendo, bailando, gritando... Viviendo en su mundo fantástico, sin importar sus limitantes.

Aunque más tierno es observar a los padres. Mi madre y padre son un claro ejemplo, por ellos dan su vida, hacen todo lo posible por hacerlos sentir más que especiales, amados y protegidos. Si para mí, que soy sólo su hermana despierta en mí todas esas cosa en gran magnitud, trato de ponerme en el lugar de ellos como padres y siento que no es basto.

Creo que tendría que ser madre para poder palparlo realmente -es temprano para ello jajajaja-. De cualquier manera me llena de mucha ternura, nostalgia, y felicidad percibir ese amor entre todos aquellos padres con niños especiales.

Y cada vez que pienso en eso, mis ojos empiezan a llenarse de agua, queriendo lavarse solos. Que hipersensibilidad...

Oroyelix Lozada