¿Por qué apuñalar tu pecho cínicamente?
¿Por qué no detenerte a pensar, tan solo un poco, en lo que estás haciendo?
¿Por qué ser tan irreverente?
¿Por qué tanta sordera?
¿Por qué tanta ceguera?
¿Por qué tu boca no para de pronunciar palabras tan infames?
¿Por qué no ves lo que estás sembrando?
Más preguntas...
¿Por qué te desplazas por el sendero de la ambivalencia?
¿Por qué muestras falsa comprensión?
¿Por qué me endulzas con palabras exactas?
¿Por qué ese carácter tan maleable?
¿Por qué la vergüenza?
¿Por qué los reproches?
...
Lo que cosechas, será lo que obtendrás.
Un bombardeo de preguntas y en el horizonte se divisa un gran nube de humo cargada de tristeza, rencor, incomprensión, confusión, hastío, descontento, inestabilidad, desconfianza...
... en fin, nada bueno. Por ahora.
Oroyelix Lozada
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