¿Qué ves?

Cuando te encuentras en el espejo, ¿qué ves?
¿Eres capaz de ver la roma pacífica y romántica que me derrite ante ti?
¿Qué divisas de tu prolongada nariz brillante que se pasea por mi cara después de cada beso?
Tus labios... ¿Qué hay de ellos? ¿Estarías de acuerdo si te digo que ellos son de la talla perfecta para los míos?
¿Encuentras en tus manos cualquier dispositivo capaz de erizarme con tan solo un roce?
¿Qué embrujo adictivo hay en esa cintura que incita a adueñarme de ti y no soltarte nunca más? ¿Acaso tú lo ves?

Yo no creo que puedas verte así. Esto es sólo una sucesión de preguntas que develan lo que yo veo en ti, una traducción en palabras que intentan describir con exactitud escasa. De lo que sí estoy convencida, es que tu no ves lo que sí veo y percibo en ti.

Y qué me dices de esa fuerza de atracción que gravita entre nosotras cuando estamos a escasos centímetros de cercanía. Amo ese movimiento casi imperceptible que sale de más arriba de tu vientre cuando me acerco, te acaricio y finalmente te beso.

Si tan sólo prestaras atención al vaivén de tus manos al hablar. Si así lo hicieras, no creo que vieras algo más que la trivialidad de tus manos moviéndose. Y no consigo explicártelo, es algo inefable, que para mí tiene efectos de enamoramiento desproporcionado. Quizás debe ser por aquello que me fijo mucho en los movimientos de las personas cuando hablan... Y tú tienes de esos que capturan, enamoran y embelesan.

Entonces... ¿QUÉ VES?

Más allá de lo antes descrito...
Yo veo una mujer única. La perfección tallada en el cuerpo de mujer. La inocencia y picardía conjugadas en un solo ser. Cordura y paciencia que median en tiempos de conflicto. Optimismo y fe que condicionan toda circunstancia. Cobardía y miedo que tiñen parte de ti. Amor a ti, amor al otro. Entrega absoluta a quienes amas. Cordialidad y amabilidad a quienes desconoces. Soñadora sin límites. Voluntad excepcional.

Yo veo a la mujer que amo con sus virtudes, aciertos y desaciertos. La veo con respeto y admiración. La veo y la deseo. Anhelo compartir siempre con ella lo mucho que me queda de vida.

Yo veo que ella me hace bien, yo veo que ella me llena de sí, que formar parte de su vida me hace mejor persona, por eso creo firmemente que estar  su lado es la mejor elección. Es mi mejor compañía.


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