#AurumHabla: Mi primer viernes negro


Por Oroyelix Lozada | @oroyelix

Viernes negro para los venezolanos. Así cerró el 10 de abril, un sector de venezolanos se sintió hundida en el desasosiego, desesperanza e incertidumbre. La juventud venezolana. Muchos de nosotros, incrédulos y abatidos, con un trago intentamos edulcorar el rancio sabor de la noticia sobre la reducción de divisas -que por derecho nos corresponde-.

Para algunos sus planes de estudiar en otras tierras se cancelaron -por la egoísta razón de que el gobierno no lo considera prioritario- y abrió el chorro de lágrimas de arrechera. Nos preguntamos entonces cuál es la verdadera prioridad porque la seguridad, la alimentación, la economía no lo es; las firmas ¡SÍ! ¡El show sí! ¿Cuántos jóvenes son azotados por el hampa común a diario? Una de razones que motiva un plan emigratorio es la inseguridad; porque te roban un celular, un carro, tu dinero o peor aun te tirotean porque sí, porque aunque no te hayas resistido llevas plomo y punto.

Venezuela es un país joven, su gente madruga, trabaja y estudia simultáneamente porque cree en los esfuerzos pese a todas las calamidades. Hay esperanza. Se escucha el “Dios aprieta, pero no ahorca”. En contraparte, esos episodios en los que te arrebatan lo que con tanto trabajo nos cuesta, la intranquilidad de estar en la calle es un goteo constante de desesperanza. Las prioridades de la juventud hoy son otras; la lucha por la libertad, estudiantes viven tras rejas y en condiciones deplorables; fuera de la cárcel viven temerosos de ejercer su derecho del libre pensamiento por miedo a represalias; encuentros sociales y fiestas cada vez se frecuentan menos por miedo y enfrentarse a la posibilidad de no vivir para contarlo.

Padres y madres lamentan lo que a sus hijos les ha tocado vivir. ¿Cuántos de nuestros papás de nuestra edad con su primer empleo ya podían dar la inicial para un auto, con un poco más de esfuerzo adquirir una vivienda y de poco a poco llegaron a prosperar? Eso sí, con mucho esfuerzo. Con trabajo digno, sin regalías, ni limosnas populistas. Y ahora, se detienen a vernos, por un lado, ellos estancados y nosotros imposibilitados, enjaulados, en el otro.

Después del viernes negro, los planes se habrán caído momentáneamente para algunos; sin embargo, los jóvenes con visión de futuro, con aspiraciones y objetivos buscarán con ahínco la manera de emprender y comenzar de nuevo en otros horizontes. Así quiere quedarse el gobierno, con las focas que aplauden el mal que a ellos no los aqueja “porque no usan dólares”.

Al frente de JPSUV les pregunto: ¿Qué le exigirán al gobierno con los más de 2.8 mil millones de dólares por recorte de asignaciónde divisas? ¿Qué hará el gobierno enfrentará la mal llamada guerra económica? ¿Qué aspiran como jóvenes? ¿Comida? ¿Becas? ¿Qué tal si le asignan los recursos a las universidades públicas? ¿Es que acaso carecen de aspiraciones de calidad de vida y solo sienten la alegría por la masificación de la miseria que afecta a tu enemigo político?

Me tomo el atrevimiento de cuestionar la creación del hombre nuevo, esa de la que tanto hacía mención Hugo Chávez y que en este escenario se ha convertido en lo que Eduardo Sanabria plasmó en una de sus irreverentes caricaturas:

 El presidente Maduro y su equipo ha empobrecido más a cada uno de nosotros. Estamos acorralados ante un régimen que incapaz de solucionar el desabastecimiento, la inseguridad y la inflación (únicamente nombro los que nos afectan a todos sin distinción política porque mencionar lo demás, como estudiantes y presos políticos, es armar el cuadrilátero).

Recién graduados, profesionales, estudiantes, gente joven somos prisioneros en nuestra propia patria malograda. Sedientos de progreso y oportunidades. Sedientos de que nos respete el derecho a la vida. 

Mientras unos puedan, aun con la limosna cadivera, seguirá la “fuga de talento”.

 A aquellos que se fueron y a los que se van, espero que nos reencontremos para la construcción de la Venezuela que queremos.

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