Antes de ser periodista, he sido y seré hermana. Este rol me define. Soy una hermana especial. ¿Por qué? Porque mi hermana es especial. Ella es un
ángel.
Esta historia que les voy a contar, lleva años
desarrollándose. Sin embargo, hoy llegó a un punto bien interesante donde lo
que creimos que pasaba, dejó de ser. Hubo un cambio... un buen cambio.
Oriana, mi hermana, desde pequeña llamó la atención. En
principio, mi madre me contó que nació con el pelo rojizo. Conforme pasaban los
días el instinto maternal la alertaba sobre algo. Las acciones que se esperaban
de un bebé de su edad no se hicieron notar. Ante la incertidumbre y preocupación, mamá y
papá... y yo tocamos fuimos tras las pistas de la ciencia, esa que aparentemente
nunca se equivoca. Galenos por doquier. Exámenes, teorías, acercamientos, informes,
descripciones; hasta que por fin nos dieron respuestas nada alentadoras.
Recuerdo que entre lo que se comentaba con amigos y familiares mi papá intentaba imitar la sapiencia del doctor: “su hija no va a
caminar, no va a desarrollar mucha masa muscular, será menudita…” Bla, bla, bla. Pasaron los
años y la supuesta menudita se convirtió en una niña maciza, encuerpada, que
caminó –a los 3 años comenzó a dar pasos con apoyo- y que con sonidos y señas se hace entender y además come sola. Aquellas profesías se revirtieron con terapia,
dedicación y amor.
Luego de intentar distintos tratamientos y
fórmulas médicas escuchaba repetir a mamá y a papá cómo explicaban el
diagnóstico a quien preguntaba, ya fuese familiar, amigos e incluso curiosos
desconocidos: “Ella tiene acidosis láctica. ¿Qué ocurre? Todos nosotros tenemos
ese líquido en la sangre al nacer, en su caso, tuvo unos niveles muy elevados
que por alguna razón no expulsó por medio de la orina como lo hacemos nosotros. En
consecuencia, su sangre se contaminó, afectó su cerebro y provocó ese retraso
global, a nivel motor, el habla, el entendimiento. Ella entiende órdenes
básicas, pero no habla nada. Y al menos camina. Los doctores decían que no iba
a caminar nunca, pero menos mal porque imagínate como cargaría uno a esa niña
tan grandota”. Y yo seguí el mismo patrón de explicación para mis amigos y
desconocidos. Muy didáctica y simple.
Empecé a navegar en internet cuando tenía 11 años y quería
retar la magia de que ahí todo se encontraba. Mis búsquedas sobre “acidosis láctica”
arrojaban escasos resultados y que nada se asemejaban a características sobre
mi Tiky. No comprendía el porqué pero lo justificaba pensando en que se trataba de un caso excepcional o sumamente
extraño del que nadie hablaba. Mis intentos fueron innumerables, al igual que
los de mamá. Se quejaba de lo mismo. Acudíamos a enciclopedias médicas y la
misma historia: sin resultados satisfactorios. Sin respuestas que calmaran la sed.
Esto no desanimaba ni descuidaba la atención hacia Oriana. Asistió
al colegio durante años en los que tuvo avances y retrocesos. El acompañamiento
en el hogar era y ha sido fundamental en el desenvolvimiento personal. También
asistió a terapias de lenguaje y ocupacional.
La novedad
Con 19 años de edad se decide someter a Oriana, nuestro
corazón con paticas, a nuevos exámenes de chequeo y a otros exámenes
genéticos adicionales. Los resultados arrojan un nuevo diagnóstico. El viejo cuento
didáctico quedó en el pasado.
El síndrome de Angelman. Y no es casualidad que
contenga la palabra “angel”.
Inmediatamente al conocer los resultados por un mensaje de
whatsapp que me hizo llegar mi papá, comienza mi búsqueda sobre sus causas,
síntomas, pronósticos y tratamientos. ¿Los resultados? Más satisfactorios comparándolos
con “acidosis láctica”. Conseguimos respuestas claras y precisas. Descripciones
que reflejan al ángel de la casa.
Google. “Síndrome de Angelman en Venezuela”. Enter. Hay una niña llamada Andrea de 12 años de edad, oriunda de
Maracay, menor que Oriana. Sus padres fundaron Un Ángel en Venezuela,
organización sin fines de lucro que brinda apoyo a familias, persigue la
reunión de otras personas y niños que padezcan el mismo síndrome.
Ahora te preguntarás: ¿En qué consiste este síndrome de Angelman?
Con información extraida del portal discapnet el síndrome de
Angelman es descrito por primera vez por el pediatra Henry Angelman, esta enfermedad de origen genético es causada
por una delección (perdida) de una parte del cromosoma 15. Existen dos
tipos de delecciones en referencia a este cromosoma. Si la pérdida es de origen
paterno, nos encontramos ante la enfermedad de Prader Willi, si por el contrario la pérdida procede de la parte
materna, entonces hablamos del síndrome
de Angelman.
Si deseas más información, click aquí
Me encantaría que me ayudaras a difundir este contenido para
también reunir a todos los demás: vecinos, allegados, conocidos, niños, adultos
diagnosticados con Angelman.
La difusión de esta información es vital para la educación
de padres involucrados y para la sana convivencia e integración de niños y
personas con necesidades especiales en la sociedad.
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